sábado, 28 de julio de 2007

Pobre Pinchao

POBRE PINCHAO
por Alberto AGUIRRE

Jhon Frank Pinchao, subintendente de Policía, estuvo secuestrado por las Farc durante casi nueve años. Escapó de sus secuestradores en lo profundo de la selva amazónica, el 28 de abril. Durante 17 días, como dice la CNN, cargando inclusive las cadenas con las que lo habían tenido aherrojado, “Pinchao caminó, nadó y se arrastró” por esas selvas enmarañadas hasta ser rescatado, el miércoles 15 de mayo, por una patrulla antinarcóticos. Llevado a Bogotá, contó los horrores del cautiverio a que eran sometidos, él, y los demás secuestrados.

Duermen con cadenas al cuello, uncidos unos a otros. Que les ponían las cadenas a las 6 de la tarde; dormían con ellas y se las quitaban a las 5 y 30 de la mañana, hora en que se las quitaban y los hacían levantar. Contó que los tres “contratistas” norteamericanos, allí mismo secuestrados –Marc Gonsalves, Keith Stansell y Thomas Howes– no eran encadenados, pues nunca intentaron escapar. Según Joshua Goodman, corresponsal de la Associated Press, en despacho desde Bogotá (18 de mayo) el presidente Uribe dijo en una ceremonia militar: “El testimonio de Pinchao demuestra que los campos de concentración de las Farc son más crueles que los campos de concentración de los nazis”. Y dijo que Pinchao ingresaría al servicio diplomático, como “embajador de secuestrados”, para contar en el mundo las infamias de las Farc.
En corresponsalía de la Associated Press, suscrita por Toby Muse, enviada desde Bogotá (10 de julio), se lee textualmente: “La rápida recuperación de Pinchao luego de casi nueve años de cautiverio, le ha dado esperanzas a Jo Rosano, la madre de Marc Gonsalves, para el día en que su hijo sea liberado. Dijo la señora Rosano: ‘Realmente, el cautiverio no ha de ser tan terrible como yo lo temía. Es lo que deduzco al considerar qué fácil se acomoda Pinchao a su nueva situación, y cómo se ve de bien físicamente’ ”.
Dice Pinchao que hacía gimnasia con Íngrid y que ésta le daba clases de francés. Y que Gonsalves, el americano secuestrado con sus compatriotas Stansell y Howes, le daba clases de inglés. Dotado de los rudimentos de estos dos idiomas, que es a lo que alcanza cualquier colombiano bisoño que representa al país en el exterior, Pinchao ya está habilitado para la carrera diplomática que le ofreció el Señor Presidente. ¿Por qué está tan demorado el nombramiento? Ha de saberse en San Carlos que el doctor José Obdulio Gaviria le enseñó a manejar celular, aparatico indispensable para un diplomático a la carrera.
Ya cumplió la primera misión, aunque no fue muy feliz el resultado. La revista Cambio (11 de junio), dándole el honor de la portada, con gran retrato en primer plano, en colores, obviamente, dice en grandes letras, al pie del retrato: “PINCHAO HUNDE A TRINIDAD”. Y acota, en letra más menuda: “El testimonio del policía Jhon Frank Pinchao es la prueba reina que conecta a Simón Trinidad con los tres militares estadounidenses secuestrados por las Farc”. El oficio del periodista es dar noticia de los hechos ocurridos, y no la de anunciar los que van a ocurrir. El periodista ni es arúspice ni es profeta. Tampoco es portavoz del Gobierno ni paje palaciego. Su oficio es dar cuenta de los hechos ya ocurridos, con la mayor fidelidad posible, ceñido estrictamente a la verdad. Cuando se pone a anunciar hechos eventuales, por fuerza falta a la verdad, que es el primer deber del periodista. Especular con hechos futuros te lleva al terreno cenagoso de la adivinación. El periodista informa sobre los hechos ocurridos; no es su misión anunciar hechos posibles. No es adivino sino periodista. En este caso, Cambio dio noticia de lo que iba a ocurrir, o sea, faltó a su deber primario de periodista. Da la circunstancia agravante de que el hecho anunciado no ocurrió. Cuando en la Corte de Justicia norteamericana le preguntaron a Pinchao por Trinidad, contestó: “Yo nunca he visto a Trinidad”.
Cambio se le adelantó a la liebre. Y le resultó un sapo.

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